27 de septiembre de 2016

No, a mi no me faltan 43

No, a mi no me faltan 43.

La cantaleta de: "vivos se los llevaron, vivos los queremos" me cansa, me suena absurda, me molesta.

Es oportunista y francamente hipócrita cuando algunos lo gritan o lo escriben o saturan las redes con un conteo sin sentido.

No, los normalistas no merecían morir, nadie lo merece.

Pero a mi me indigna más la matanza de migrantes quienes desarmados, cargados de esperanza, buscando mejorar, dejando todo, huyendo de la miseria y la violencia son masacrados por delincuentes, perseguidos y chantajeados por autoridades, abusados por xenofobos.

Centroamericanos que buscan un sueño y quedan tirados como basura.

Me indignan esos campesinos a los que el narco les mata a sus hijos si no se van de sicarios.

Me indignan esas muertes y desapariciones de gente por la que fueron a sus casas.

Me indignan las muertes por hambre de nuestros indígenas, esos que ni siquiera existen para los gobiernos, niños, mujeres, ancianos que no tienen nada y que en el completo olvido mueren ignorados por todos; incluso agedidos y rechazados por grupos que les llaman huevones y acusan de su propia pobreza.

Me indignan los casos de asesinatos por homofobia, lesbofobia y transfobia; asi como las muertes de colegas periodistas por hacer su trabajo.

Pero no, los 43 no me duelen así. Jugaban a revolucionarios, a tomar camiones, a quemarlos, a gritar consignas y protestar.

No, no merecían morir pero lo buscaban.

Y no se puede llorar a quien se levanta contra la opresión y muere, no se pide le devuelvan vivo.

Es parte de ser revolucionario, es el riesgo que se corre, es el precio de la lucha.

Así que no, no me faltan 43, me faltan miles de inocentes que han muerto, los normalistas son víctimas de su lucha. Una que hoy se centra en la victimización y se nutre de oportunistas.

Si vas a jugar a la revolución no te pongas a chillar al primer madrazo.

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