8 de febrero de 2013

¡Qué poca madre!

En estos blogs jamás me ha gustado escribir de temas cuando se encuentran en su máxima efervescencia, prefiero dejar que pase el barullo y entonces si, expresar mi opinión sin sentirme influenciado por todo lo que se dice; además de tener ya una referencia más clara de lo que se ha publicado en los medios y hacer un crítica de los mismos.

Esta ocasión me referiré al caso de la niña de 9 años que dio a luz en Guadalajara y a la cual se le pensaban prescribir anticonceptivos a su corta edad.

Se trata por si mismo de un caso escandaloso y complejo que, además de mostrar el descuido de los padres, dejó a la vista la discriminación que todavía existe hacia la mujer en la sociedad.

En primer lugar hay que dejar bien claro que es un caso de abuso sexual pues, aunque haya habido "consentimiento" de la menor, la realidad es que no esta en una edad en la que sus decisiones sean válidas; no se trata aquí de armar un debate con respecto al erotismo de los niños sino en tener en claro que legalmente a esa edad no se pueden mantener relaciones sexuales y que, quien lo haga, estará cometiendo un delito.

Una vez aclarado el punto legal, es llamativo el saber que la madre de la menor consentía la relación que su hija, de apenas 9 años, mantenía con un joven de 17 y que era ella misma quien permitía que se quedaran juntos al grado de apoyar que los menores casi vivieran juntos.

En este sentido me queda claro que la familia de la menor es responsable de lo sucedido y fomentaba su comportamiento. Sin embrago este tipo de actitudes no es extraña pues, apenas hace unos días, al ir en el transporte público veía a una niña no mayor a los 11 años vestida con zapatillas, un short de mezclilla que dejaba asomar media nalga, una ombliguera y maquillaje; además de lo provocativo de su ropa, llamaba la atención que era su mamá quien la acompañaba y aplaudía su vestimenta.

Debo dejar en claro que, soy de la idea que la ropa no justifica los abusos sexuales, sin embargo en este caso y en el de la niña de Guadalajara lo que si demuestra es la visión de los padres y personas que les rodean pues al vestirles como adultas las tratan como tales. 

Volviendo al tema. En mi particular punto de vista, y con respecto a lo acontecido con la niña, es importante suministrarle anticonceptivos pues ya quedó en claro que su madre permitirá que continúe con una vida sexual activa a pesar de su corta edad y que esta misma no estará supervisada por lo que la posibilidad de un segundo embarazo en el corto tiempo es muy grande.

Por otro lado y lo que más me indignó fue el manejo que tanto en algunos medios como en las redes sociales se hizo de este caso.

Para comenzar, el escándalo estalló por la posibilidad de darle anticonceptivos a esta niña. Mediáticamente no indignó su maternidad a los 9, ni el descuido de su familia y mucho menos el abuso al que fue sometida; lo que llamó la atención fue que se le aplicara un método anticonceptivo. Sin embargo y visto desde un punto de vista en el que es válido su despertar sexual y embarazo a esa edad ¿porqué no sería válido cuidarse? Ahora que, si juzgamos el hecho desde la óptica de su edad, ahí el tema sería el abuso sexual y el consentimiento de su familia no los anticonceptivos pues estos son ya una medida de protección a la infante.

Afortunadamente y después de 2 días con un enfoque equivocado los medios cambiaron y enfocaron su atención en el abuso sexual.

Las redes sociales por su parte fueron las que mayor grado de discriminación mostraron pues antes de juzgar el descuido de la familia o el abuso del que fue víctima la niña, se dedicaron a atacarla, a llamarla Puta, a decir que tenía más vida sexual esa niña que muchos y en general a agredir a la menor.

El mundo cada día se complica más, las drogas, la violencia, los embarazos y la delincuencia cada vez están en manos de gente más joven. Tenemos madres de 9 años, sicarios de 12, drogadictos de 10 y todo porque los padres no se hacen responsables de sus hijos, los maltratan, descuidan y tratan como adultos desde pequeños.

Si queremos cambiar las cosas además de hacerlo desde nosotros mismos debemos hacerlo con la educación de nuestros niños, inculcarles valores, cuidar de ellos, darles amor, estar al pendiente de su desarrollo, permitirles tener una infancia plena y no obligarlos a ser adultos antes de tiempo.

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